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Reflexiones desde lo cotidiano

Se van llendo

Se van llendo

Uno de los obispos que ha tenido mayor influencia en el México contemporáneo y que trabajó en las diócesis más importantes, Ernesto Corripio Ahumada falleció este 9 de abril a las 5:30 hrs. Participó en el Concilio Vaticano II y en la III Conferencia del Celam. Dos eventos que modificaron la vida de la Iglesia. Perteneció a una generación que vislumbró posibilidades reales de cambio para insertar a la Iglesia en el mundo actual, pero lamentablemente debió renunciar en 1994.

Quedan actualmente los obispos de una generación que se ha acercado al poder, olvidándose de la verdadera experiencia de ser cristiano... los nombres no se requieren, basta ver las noticias para plantearse de nuevo, el grito de latinoamérica: ¡¡¡Queremos obispos al lado de los pobres!!!

Pensar es una actividad complicada

Pensar es una actividad complicada

Pensar parece fácil, las imágenes con las que construímos conceptos que se convierten en términos es cosa de todos los días; elaborar juicios que se traducen en proposiciones, es algo que hacemos a diario... parece fácil. Pero no es tan sencillo. Pensar requiere reconocer el contexto, preguntarnos sobre nuestras experiencias y valorarlas desde -paradójicamente- la inmediatez y la distancia.

Las cosas vividas no se perciben igual a la distancia. Por eso la hermenéutica invita a tomar distancia: una es la interpretación del autor, otra la del lector y una más la del texto mismo. Por eso pensar no es fácil, menos aún cuando reconocemos que estamos en un campo donde se debaten mil opiniones, y cada una quiere tener carta de ciudadanía para presentarse como la verdad plena.

El deseo de tener la verdad plena es un asunto que nos complejiza nuestros esfuerzos por pensar.

El diálogo interreligioso

El diálogo interreligioso

Dialogar implica encontrarse con el otro, con sus convicciones y creencias. Decía don José Ortega y Gasset que dialogar sobre ideas es fàcil, pero hablar sobre las creencias, ya no lo es. Dialogar sobre las creencias no puede hacerse desde las mismas creencias sino desde un ejercicio que los fenomenólogos llaman epojé, es decir, desde poner entre paréntesis nuestras propias consideraciones sobre el mundo para abrirnos al horizonte de comprensión del otro.

Dialogar sobre la religión de otros implica abrise a su cosmovisión para comprenderla más allá de los presupuestos desde los que construímos nuestro propio sentido de vida. El diálogo interreligioso no avanzará sólo desde el conocimiento de los datos de las creencias. Se requiere una disposición que no está en los libros sino en el corazón de los que dialogan: la intención de abrirse a la escucha de las razones del otro. No alcanzo a ver que el asunto del diálogo avance sin esta intención que se encuentra a la base.

La formación de la conciencia crítica y su vinculación con la realidad (2)

La formación de la conciencia crítica y su vinculación con la realidad (2)

El ideal de la conciencia crítica, no tiene la misma fuerza cuando se afirma que se encuentra citado  en "x" obra, que al inducirlo de un planteamiento fenomenológico del "ser hombre", o como se usa hoy, de la condición humana; pues entonces ocurre que ipso facto se impone necesariamente. Sin embargo, el hecho de adquirir una conciencia crítica no se da fuera de un contexto al que llamamos "realidad". Así: 

  • Nacemos, aparecemos en "un" mundo que nos es extraño, que no es "nuestro" mundo en cuanto que no ha sido asumido sino "padecido" en el sentido de "sufrido".
  • Este mundo se nos impone de diversas maneras siendo la más evidente la captación de la realidad: pensamos como el grupo en el que estamos inmersos, es decir, pasamos de una preconciencia a una conciencia grupal.
  •  Así, el pensamiento mismo se construye desde la exterioridad, desde lo fenoménico. Lo fenoménico se simboliza y lo simbolizado significa.  Este proceso se inicia en la experiencia (el sujeto capta el objeto y lleva su imágen a su mente) y no en la razón. En un segundo momento, la experiencia (la imagen del objeto) se razona.
  • Cuando decimos 'se razona", estamos expresando que la mente mediante una delicada operación busca el elemento peculiar del fenómeno y lo generaliza. Este proceso casi instantáneo nos indica que el conocimiento se origina en la experiencia (empirismo) que se razona (racionalismo) y que vuelve a lo exterior, es decir, a la realidad.

Este proceso de formación del pensamiento tiene otra vertiente: cuando el intelecto tiene múltiples imágenes que han pasado por el análisis y la síntesis, es capaz de establecer correlaciones (inducción) y finalmente, generalizaciones (deducción) que se aplican a fenómenos semejantes. Sin embargo, aquí aparece un problema: la existencia de un círculo ideológico en que se desarrolla el proceso de construcción del pensamiento, lo que condiciona al pensamiento mismo. Esto indica dos cosas: Primero: Que el análisis es una peculiaridad del ser humano, de tal forma que si no se realiza, este se aliena. Segundo: Que la alienación puede ocurrir si no se accede a una forma de conciencia crítica que trascienda lo grupal, que perciba al círculo ideológico y lo analice para tomar distancia de él. 

Así la cuestión de la "formación de la conciencia crítica" sólo es posible  fuera del círculo ideológico (es decir, sabiendo que existe pues seguramente seguiremos atrapados o inmersos en las estructuras que ha originado) y en este sentido es un ideal que ningún documento por decreto puede otorgar, sino sólo los procesos educativos que se enfrentan al grave problema de la fragmentación de la razón mediante la relativización. Resulta entonces que filosofar y educar son términos correlativos en cuanto que significan para el hombre en primer lugar "afrontar con los ojos abiertos el propio destino y plantearse claramente los problemas que resultan de la justa relación consigo mismo, con los demás y con el mundo".

La formación de la conciencia crítica y su vinculación con la realidad (1).

La  formación  de  la  conciencia  crítica  y  su vinculación con la realidad (1).

Ya desde la prehistoria, hay una diferenciación  entre los primates y los hombres primitivos. Lo que permite identificar al hombre no es el grado de evolución con los primates, sino los signos inequívocos de creatividad, invención, ruptura con el orden establecido por la naturaleza. En el decir de Ignacio Leep, la naturaleza humana se define por sus capacidades de acceso a la reflexión, al trabajo creador, a la palabra significativa y a la moral. Por otro lado, "la cultura occidental se distingue de todas las que le han antecedido por la creencia de que la humanidad como un todo, puede forjar su destino". Esto, sin duda, que resulta atrayente en un ambiente escolástico y aún existencialista, pero en el mundo de hoy, en que los viejos modelos han caído en descrédito (recuérdese el socialismo y las críticas constantes al neoliberalismo) y no han surgido todavía los modelos nuevos, lo anterior es desconcertante, y para muchos hasta un insulto.

La época contemporánea tiene las características de crisis y confusión, sin embargo, hemos de tomar decisiones constantemente cuyas consecuencias adquieren su real importancia en el futuro. ¿Qué hacer si no podemos escudarnos en la postmodernidad?  Ante la convergencia de tantos lenguajes, en que las nociones de "ser", "pensamiento", "razón", se perciben por algunos como caducos, carentes de fundamento y por tanto, imposibilitados de fundamentar, surge una posibilidad: iniciar una nueva reflexión sobre el hombre que parta de lo más característico: su conciencia, y que lo coloque en su sitio: vinculado con la realidad. 

Texto de Eduardo Galeano

"PARA LA CÁTEDRA DE HISTORIA"

Hace unos quince mil millones de años, según dicen los entendidos, un huevo incandescente estalló en medio de la nada y dio nacimiento a los cielos y a las estrellas y a los mundos.Hace unos cuatro mil o cuatro mil quinientos millones de años...año más, año menos... la primera célula bebió el caldo del mar y le gustó, y se duplicó para tener a quien convidar el trago. Hace unos dos millones de años, la mujer y el hombre, casi monos, se irguieron sobre sus dos patas, y alzaron los brazos, y se abrazaron... y se entraron...y por primera vez tuvieron la alegría y el pánico de verse cara a cara mientras estaban en eso.Hace unos cuatrocientos cincuenta mil años la mujer y el hombre frotaron dos piedras y encendieron el primer fuego que los ayudó a defenderse del invierno. Hace unos trescientos mil años la mujer y el hombre se dijeron las primeras palabras y creyeron que podían entenderse... y en eso estamos...en eso estamos todavía: queriendo ser dos, muertos de miedo, muertos de frío, buscando palabras.

Preguntas

Preguntas

Ante la responsabilidad de preparar un examen es importante: diseñar las preguntas, considerar el valor y peso específico que se le otorga a cada reactivo, considerar las posibilidades de copiar que tienen los alumnos, para construir distractores que sean barreras “difíciles” de saltar…; ahhh también es importante revisar la ortografía… no vaya a ser que se vaya por ahí una y cuando es es ll, y se acabe escribiendo lellendo por leyendo…; pero sobre todo, si educar es una actividad que involucra el conocimiento con la pasión y la emoción, es importante al tener el examen, mirarlo como proyecto (como algo lanzado hacia delante) y tomar posición ante él: ¿vale la pena preguntar lo que estoy preguntando? La sospecha no es algo sencillo con lo cual convivir, menos aún si se tiene la posibilidad cada día de reforzar nuestro sentido de “autoridades” delante de un buen número de alumnos, que proponiéndose o no tienen que escucharnos cada mañana.

Necesitamos pensar al estilo griego

Necesitamos pensar al estilo griego

El mundo era el tema de conversación de los griegos. La antropología quedaba todavía en pañales. Lo concreto no era el conocimiento, la antropología, la religión, o cualquier otro asunto. Lo concreto era lo cercano, el mundo, la physis. Hoy en tiempos de calentamiento global, parece importante recordar a los griegos.

Hasta hace poco tiempo, el asunto de la importancia del mundo, de la tierra se nos había vuelto difuso. Lo importante en estos últimos años ha sido la tecnociencia. Pero junto con los avances de la ciencia y la tecnología, se nos acercan problemas que no existían en otros tiempos. La ética puede ser una herramienta que nos permita pensar el mundo. No a la manera antigua, para ver de qué está compuesto o quién fue su autor y discutir sobre causas finales, eficientes, formales y materiales; sino para pensar en su viabilidad.

 

¿Qué es para nosotros el mundo? ¿En qué tipo de mundo queremos vivir y morir? ¿Hacia qué mundo nos conducen nuestras decisiones? He aquí algunas preguntas para la reflexión.